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SOCIEDAD

Iluminada, Victorino y Lucía recibieron su homenaje como Paxarros del Año

Domingo 09 de Junio del 2019 a las 08:37


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La Asociación de Vecinos La Nozana de Viella organizó una edición más de los galardones Paxarros del Año, en las Escuelas de la localidad, que dio comienzo a las 19 horas el pasado sábado 8 de junio. Este año se homenajeó como Paxarra del Año a Iluminada García, como Paxarro del Año a Victorino Alonso y la Paxarrina del Año fue Lucía Méndez de tan solo tres meses de edad, cuyos padres, Ana y Pedro, fueron los encargados de recoger el paxo.

Victorino Alonso nació en el año 1934 en San Miguel de la Barreda, su infancia fue difícil, llena de estrecheces y de trabajo, duro trabajo para un niño de 8 años que tenía que ayudar a su madre, viuda como consecuencia de las trágicas represalias tras la guerra civil.

Su vida parecía destinada a las actividades ganaderas y comerciales, en una familia que participaba del despegue de la actividad cárnica de la cercana Noreña. En 1947 con 14 años no cumplidos, aunque oportunamente certificados para que pudiera empezar a trabajar, emprende un nuevo rumbo y va en bicicleta hasta una obra en la calle General Elorza de Oviedo, en la que comienza a trabajar como aprendiz con un oficial de albañil, buen trabajador y persona, de quien aprendió mucho tanto que a los pocos meses ya Victorino podía sustituir al oficial en sus tasas.

Los estudios básicos, lectura, escritura y cálculo, los había realizado brevemente en la escuela de Granda y luego en clases particulares nocturnas en Colloto, Inquieto decide mejorar su formación y realiza estudios por correspondencia al tiempo que trabaja. Su carácter inquieto y emprendedor le empuja desde aquellos primeros pasos.

Como oficial vuelve a Valbona donde construye la primera casa. Su buen hacer le trajeron más encargos en el propio pueblo y otros que le van saliendo en las parroquias vecinas. Además, es tiempo de noviazgos, bailes en Granda y hasta peleas con los mozos de Viella que no veían con buenos ojos que cortejara con su luego compañera y esposa Maruja. Tiene que irse al servicio militar, a Melilla, desde donde sigue el cortejo, a distancia, con regalos de ropa fina que periódicamente envía. Se casaron en 1958 y se zanjaron las diferencias en Viella. Se instalaron en uno de los pisos de “les cases de Victorino” que él había constituido, hace ya más de 60 años, y allí han vivido todos estos años.

Victorino, con su esposa Maruja siempre en su lado discreta y firme, lleva una vida de trabajo y esfuerzo en la que nada se le pone por delante. Sabe interpretar las necesidades que Lugones tiene en aquellos 60 años de crecimiento industriales aumento de población y necesidades de viviendas de Victorino fueron acompañando y jalonando el crecimiento de la ciudad de Lugones. Creció al principio El Carbayu; luego fueron apareciendo empresas que atrajeron mucha mano de obra: la fábrica de metales, la Didier, la Mersa, la Nodular. Victorino acomete sus primeras obras de altura en la Avenida de Gijón, donde seguirá construyendo hasta construir la casi totalidad de los edificios de esa avenida que ahora conocemos, en las siguientes décadas siguió por la Avenida de Oviedo, siendo el edificio de pisos y bajos comerciales del parque de La Paz el más destacado. Fueron años los 70,80 y 90 de mucha demanda de vivienda en la zona y de mucho trabajo para Victorino y sus trabajadores; también construye en Oviedo y en Viella.

Ahora con la tranquilidad del retiro y en la distancia de los años, disfruta con amigos y conocidos de tertulia, café y vino; podéis encontrarlo en la Cafetería Covadonga en la Ería, y el bar del centros sociocultural de Viella; tiene un excelente memoria y un sentido del humor que nunca pierde; con unos y otros recuerda todos y cada uno de los edificios construidos, cuenta cómo facilitar la compra de los pisos a  familias con escasos medios económicos, habla con serenidad de las distintas crisis y los malos momentos económicos de los que siempre supo recuperarse, y recuerda los buenos momentos de juventud, sin olvidar a uno solo de los amigos, familiares y vecinos con los que convivió y trató a lo largo de su laboriosa vida.

Iluminada García es una mujer discreta que lleva más de 60 años viviendo en Viella, ha cumplido recientemente 90 años y los ha celebrado acompañada de su familia, es una mujer independiente, muy de su casa y de sus cosas, y a la vez hogareña, amante y orgullosa de su familia, de sus dos hijos, José y Rosa, de sus tres nietos: Aida, Pelayo y Pablo, de su difunto esposo, el Luisín y de sus 6 hermanas, tres ya fallecidas.

Nació el 23 de abril de 1929 en Parana, un pueblo a la falda del Pajares, en el concejo de Lena; al lado de la vía del ferrocarril que marcó su vida, ya que su padre trabajaba en la Renfe; por lo que ella disponía de un kilométrico que le permitía viajar gratis y conocer mundo, salir del pueblo, lo que hacía todos los sábados para ir a hacer compras a Oviedo y más allá. En un de los viajes llegó hasta Lugones, a las fiestas del Carbayu y enganchó con Luis, que trabajaba en la Mersa. Era ella la que venía a cortejar con él y se quedaba en cada de una hermana suya en La Corredoria. Durante el cortejo se escribieron cartas algún tiempo, hasta que un día al mozu, Luis le pareció que aquella moza, hacendosa, galana y dicharachera vivía demasiado lejos y la quería acercar, así que le propuso boda. En 1959 alquilaron una de las viviendas de Maruja en Viella.

Como regalo de boda el infatigable, inquieto y emprendedor Luis hizo un depósito para comprar una finca junto a la histórica fuente Nozana con la idea de construir u casa. Nacieron los hijos, y en el prado que él había comprado, con mucho esfuerzo, marido y mujer construyeron con sus propias manos, ladrillo a ladrillo, la casa que toda la familia ha disfrutado hasta el presente y sin duda seguirá disfrutando en el futuro.

Con la muere de su marido Luis pasó unos momentos muy difíciles de los que se fue recuperado con la ayuda constante de su familia y el buen ánimo y fortaleza de espíritu que siempre acompañan a Iluminada.

El concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Siero, Alberto Pajares, dio la enhorabuena a todos los homenajeados y destacó el gran trabajo realizado por el colectivo y representado en la figura de la presidenta del colectivo, Sonia Lago, a la que considera una gran amiga. También dedicó unas palabras a José Manuel Miranda, concejal de Foro Siero y vecino de la parroquia de Viella al que agradeció sus consejos y apoyo a lo largo de estos cuatro años de legislatura.

Sonia Lago fue la última en intervenir y recordó que esta es la edición número 12 en la que se realiza este homenaje para los Paxarros Mayores, y nueve años llevan entregándolo a los Paxarrines. La presidenta aseguró que la forma estructural de las familias ha cambiado mucho, “antes los abuelos convivían en la casa con sus hijos y sus nietos, en cambio, ahora, con la formación de la nueva familia, se forma un nuevo hogar. Pero lejos de dejar de depender de nuestros mayores, sobre todo debido a las obligaciones laborales, nos obligan en la mayor parte de los casos, a utilizar esa línea de vida siempre dispuesta u a nuestro alcance, que son nuestros abuelos, convirtiéndolos a ellos en base fundamental de la educación de nuestros pequeños a los que trasmiten sus conocimientos”, apuntó. Concluyó explicando la importancia de las nuevas tecnologías como trasmisoras de las costumbres y la cultura para todas las generaciones.

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